“It’s a toy if you can play with it.” @LapsusLima
Joldie tiene dos fotos pegadas en la puerta de su pieza.
Yo estoy acostado en el piso por el calor. Ella toma un vaso de agua con dos cubitos de hielo, silenciosamente, sentada en la cama. Me doy vuelta y le pregunto:
— ¿Quiénes son los de la foto?
—Es Larry Clark —responde.
—Me suena.
—Es el director de Kids.
—Ah… Kids.
Las miro de vuelta. No veía mucho. La pieza está semi a oscuras porque ella había tenido la precaución de colgar una tela de la ventana para que no entre el sol chaqueño. Son las cuatro de la tarde de un jueves de muchísimo calor.
—¿Él está en las fotos o las saca?
—Él está en las fotos, y él las sacó.
—Están muy bien.
Joldie no responde. Hace mucho calor para hablar más de lo justo. Giro en el piso otra vez para agarrar algo más de piso fresco. Larry Clark, sí… ese tipo que un día, sacando fotos de un grupo de skaters en Nueva York, se encontró con Harmony Korine y este le alcanzó un guión que había escrito a los 19 años. Kids fue la primera película realmente turbia que vi en mi vida. Una cosa era ver The Film Zone a escondidas, vos ya sabías lo que iba a pasar, ciertos límites no se cruzaban, nunca iban a mostrar una pija en tevé. Kids era una cosa para perturbarse como un amish en un strip club.
Miro un rato más las fotos pegadas en la puerta. Trato de retener un par de detalles. Fotos en blanco y negro de Larry Clark posando arriba de un sillón. No sé bien qué será pero la foto tiene algo de desprolijo. Al menos así lo veo desde el piso, con mi miopía incipiente y en la semipenumbra.
Pensando que hay algo de encantador en fotos de celebridades en blanco y negro, le digo a Joldie:
—Te tengo que recomendar una cuenta de Twitter.
—Cuál.
—El rayo virtual.
El critico de arte Daniel Molina administra el rayo virtual. Cada tanto, Molina elige un artista y hace una seguidilla de varios tweets dedicados a su obra. Él se hizo tristemente célebre por sus opiniones polémicas al pedo y, sobre todo, por su proverbial prepotencia.
Hace unos días publicó algo de Richard Avedon, un sujeto que fotografió a Peter Orlovsky abrazado en pelotas a Allen Ginsberg. Antes de eso, publicó a Nan Goldin, que hace unas fotos buenísimas de drag queens, escabio, parranda y gente joven, y un autorretrato demoledor después de ser golpeada por su marido.
Pero la que más me gustó últimamente es Diane Arbus. Había leído una nota sobre ella en una revista a propósito de su famosa foto de Borges. Pero esta foto me impactó de verdad. Con el atrevimiento que me perdona el blogueo aficionado, voy a subir la foto acá. La foto se llama Child with Toy Hand Grenade in Central Park. Molina prescinde del topónimo y la llama sencillamente El chico de las granadas.
Es la clase de foto que yo mismo imprimiría y pegaría en mi puerta. Me hace acordar un poco a Gummo. Capaz por eso y muy de rebote me acordaba de ella mirando los retratos de Larry Clark en la puerta de Joldie. Recorriendo el Twitter de Molina uno se encuentra con cosas asombrosas. Tengo entendido que se dedica a la crítica de arte, cosa que en Buenos Aires es más reedituable que por acá, porque Dios atiende allá y es más fácil que llegue a interesarle lo que uno le dice in praesentia.
Estos momentos también (y en ocasiones, también y sobre todo) conforman lo lindo de la cultura. Una expresión artística desinteresada, íntima: dos fotos pegadas en una puerta. Los gestores, los periodistas especializados y los eventos multitudinarios parecen tan engorrosos al lado de una foto pegada en una pared, que uno puede observar con la inocencia de estar tirado en el piso sumido en la semioscuridad y el calor chaqueño.
A veces, esa máquina aparatosa que llaman cultura (que, de tanto en tanto, demasiado ansiosa por mover conciencias, se vuelve pretenciosa o verdaderamente ridícula) me dejan a mí mismo con ganas de tener una granada en la mano.